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Los Pats perdieron o se perdieron, las soluciones gramaticales son irrelevantes ante el sentimiento que nos ha dejado el supertazón del domingo pasado. ¿Por segundo año odiaremos el apellido Manning? Rayos! Agradezco infinitamente que cercano al final de temporada está mi cumpleaños, solo así puedo olvidar el mal trago. Y este año vaya que lo pasé genial con mis seres queridos, y absolutamente adorado por Natalia -mi guapísima- y Roco -el niño travieso y lindo que me devuelve un sentimiento de ternura hacia cada cosa que pasa en nuestro alrededor-. Los amo. Y bueno, pues me llegó una guitarra eléctrica nueva, que muero por ponerle las manos encima, muchos abrazos y besos, felicitaciones internacionales, laborales, telefónicas, postales, etcétera. Y hoy llegó, desde Canadá, mi propio regalo: GAMBLING, GODS AND LSD.




Este documental me mantuvo en lista de espera, en Amazon, desde hace ya casi tres años, hasta que en Diciembre recibí una notificación de que ya estaba disponible, lo demás fue solo dar unos cuantos clicks y listo. Se ve un agitado fin de semana de distorsiones eléctricas -¿mis dedos recordarán las notas que solían enajenarlos por horas, a veces por días?- y visuales -¿podré soportar ver una vez más el, tan esperado y doloroso, documental que más me ha impactado, que jamás he podido olvidar?-. ¿Es fácil olvidar una reflexión profunda, emocional, honesta sobre la posible conexión entre nuestros alucines y la necesidad de encontrar un sentido a este paso tan confuso que damos por la vida, donde todo es una apuesta a nada? No, no es fácil.

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Black Mountain se ha vuelto mi referente más recurrido en las últimas dos semanas, siempre y cuando el anclaje no desate el paroxismo y termine en estados catatónicos, lo cual tampoco sería del todo negativo. Mmmm....

Acá dejo a Black Mountain con SET US FREE.

http://www.myspace.com/blackmountain