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El camino musical de la caverna al microondas

8.1.09 by Andrés Jáquez

Soy un espécimen raro que domina las artes oscuras de los botones LB y RB en un XBOX, PSP y PS3. Puedo bloggear, postear, administrar mis marcadores, stumblear todo el día y entusiasmarme con cualquier nueva tendencia en las redes sociales o en la web 2.0. No uso celular y mientras más pasa el tiempo en que no poseo uno de estos aparatejos hipercontingentes más se va convirtiendo mi postura en un activismo político. Considero que msn es solo la antesala del infierno, donde la gente se aglutina y amontona, pide lugar y hace fila para vivir en función de la seducción, la insistencia, la ilusión de lo que podría ser, donde el tiempo permanece inmóvil. Observo al monstruo de mil cabezas, llamado Facebook, con admiración y cautela, siempre a espaldas al sol y con la lanza firme y preparada. Creo de manera firme que los universos de aprendizaje válidos para las generaciones venideras se localiza en el gamespace (un término que se lee mal al traducirlo). Soy un fanático del arte digital pero también sospecho mucho del endiosamiento del render y del hiperrealismo vectorial. Estoy convencido en la idea de que el momento histórico más importante del último cuarto del siglo XX fue Internet.

Pero siempre hay un pero.

Pertenezco a esa generación que encendió por primera vez un microondas hasta la etapa universitaria y admitirlo no me apena. Sin embargo, para mi suerte, tenía
roomies excéntricos que solían desarmar todo lo que pudiera ser desarmado y, aún lo creo, con la única intención de dejar las piezas por cualquier parte. Por lo tanto puedo decir que fue una etapa primitiva. Yup...hacíamos tortas a la plancha con, nada más y nada menos, ¡una plancha Osterizer que tuvo mejores días en los ochenta! Así que mi encuentro con este electrodoméstico duró muy poco. Y hasta hace unos cuantos meses aprendí que no solo sirve para hacer palomitas y calentar café. También debo confesar que el sonido del microondas, cuando avisa que algo ya está "preparado", me provoca un sentimiento de tensión y angustia porque me recuerda siempre el inicio del conteo numérico en la serie llamada 24 -segundos antes de que inicie a voz en off su típico "previously on twenty four"-.

Todo esto para explicar que este trabajo audiovisual de AKQA ha traído una nueva reinterpretación en mi archivero objetual.

Llámame Lola lo describe de manera precisa:

"La gente de la agencia interactiva londinense AKQA, que trabajan para cuentas como Nike o Xbox, entre otras, ha enviado esta poética tarjeta de navidad audiovisual. Una curiosa composición al ritmo de la canción Blanca Navidad que les llevó una semana de preparación, un día completo de rodaje y 49 micro-ondas. Es un trabajo de Colin Byrne, director creativo responsable del proyecto. Está dirigido por Jonty Toosey y producido por Bikini y AKQA.Film."

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