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He dado el tiempo suficiente, a mis seis asiduos lectores, para leer y digerir el post anterior. Y en estos días en los que me mudé a Liberty City, para realizar algunas acciones necesarias en defensa de la familia Bellic, con la sana intención de lograr sobrevivir a la parte más tediosa y difícil, académicamente hablando, y en la que uno simplemente no tiene escapatoria: entregar calificaciones. Esta tarea siempre implica ver, por fin, a los alumnos que nunca se aparecieron en tu clase pero que, milagrosamente, sí pueden encontrar el camino a mi oficina para intentar mendigar una nota aprobatoria, tener una fila de estudiantes esperanzados en que me convierta en su Dios y los salve de toda culpa. También, claro está, existe la parte positiva en la que uno felicita a sus mejores alumnos y hasta les agradece que existan, ya que sin ellos dar clases sería un acto suicida, o una simple y vana función de circo.

Uno de mis mejores alumnos, y querido alumno, sigue manteniendome en forma, es decir: en continuo aprendizaje. Y en esta ocasión ha ayudado a que logre explicar mejor, en mi futura clase de semiótica, la procrastinación.

El video original lo pude disfrutar desde motionographer.com, sin embargo también lo pondré en su "versión youtube", seguido por uno más que me encontré y me pareció al mismo tono y nivel de los profesores de M. I. T. explicando la relatividad. ¿Lo recuerdan?