s e m a t e k a

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Colectivo Diseño

15.6.06 by Andrés Jáquez

INTRO

En abril se celebró la IV Semana Universitaria de la Universidad Iberoamericana Laguna, motivo con el cual la Licenciatura en Diseño Industrial conglomeró un grupo importante y talentoso de diseñadores industriales, ingenieros y arquitectos para impartir, a una generación de jóvenes estudiantes que se caracterizan por ser excesivamente inquietos y responsables con sus circunstancias, una serie de talleres y conferencias -de las cuales aparecen algunas fotos de momentos trascendentes en este blog-.


Durante esa semana la amistad y el compromiso por el diseño nos obligó a gestar los inicios de lo que ahora es un colectivo que va tomando forma y seriedad, así como un espacio importante en nuestra agenda diaria.

En nuestro intento por definir nuestra visión del diseño y coincidir en puntos que nos permitan redactar un manifiesto, para después poner en marcha un proceso y modelo de diseño que concluya en un objeto necesario y trascendente, nos dimos a la tarea de reflexionar algunos aspectos de la práctica del diseño en México. A continuación presento las observaciones que expuse en la segunda sesión del colectivo, llevada a cabo el 14 de Junio del presente año.

TRES OBSERVACIONES SOBRE LA PERTINENCIA / UNO

by Andrés Jáquez

TRES OBSERVACIONES SOBRE LA PERTINENCIA
DE UN COLECTIVO DE DISEÑO EN MÉXICO

por Andrés Jáquez

UNO/uno

















Resulta evidente que aún cuando poseemos grandes bases de datos a nuestro alcance y que vivimos en una cultura en la que el valor supremo es la información, la comunidad internacional del diseño no logra ponerse de acuerdo sobre qué es diseñar. Por más intentos que hayan hecho gente como Guy Julier, Goran Sonesson, John Maeda y Vilem Flusser –por mencionar solamente al que considero el cuarteto de la sospecha, un tema que abordo ampliamente en mi cátedra sobre semiótica y diseño- los diseñadores no solo no logran comprenderlos sino que desconocen la existencia de este tipo de pensadores. En mi experiencia profesional y académica he descubierto una completa ignorancia por parte de los profesionistas y estudiantes de diseño sobre la clasificación de los productos, cómo detectar requerimientos y especificaciones o qué método utilizar para aproximarse a una problemática y determinar las posibles rutas de solución. En México la enseñanza del diseño permanece como una suerte de prestidigitación en la que los correctores del proyecto no enseñan gran cosa y se limitan a calificar o descalificar la caja negra de los alumnos. “Caja negra” y “caja blanca” son metáforas que unos cuantos teóricos manejan en nuestro país, “metodología proyectual” es un término que nadie pone en práctica y que ha servido para disfrazar la falta de rigidez y eficacia en la demostración fundamentada de una solución por aplicar o ya aplicada.

La práctica del diseño siempre va de la mano de los procesos de producción de una zona; en nuestro país aún no tenemos claro cuál es nuestro sistema productivo ideal –aparte de la extracción indiscriminada del petróleo-, y eso determina por completo el modelo de aproximación a la realidad que ha de utilizar un diseñador. Dicho sistema productivo ideal debe responder a una conformación social y económica poseedora de una visión a largo plazo, esto quiere decir que el diseño va acompañado de políticas gubernamentales y empresariales. Los últimos años nos han dejado claro que hay dos tipos de diseño: el de alto impacto, aquel ligado estrechamente a círculos de investigación especializada y que cuenta con el apoyo y facilidades del sector gubernamental y privado, un diseño de gran vinculación y en el que las líneas de mando son tan diversas como el equipo de asesores; y el de bajo impacto, aquel que se realiza desde una trinchera localizada y que se vale de pequeños recursos económicos y laborales, su vinculación es mínima y necesita ganar concursos o construir un gran portafolio de proyectos. Por lo menos así se visualiza el universo del diseño desde un punto de vista mayormente significativo y científico. ICSID (Internacional Council of Societies of Industrial Design) e IDSA (Industrial Design Societies of America) coinciden en la idea, de acuerdo a sus estudios y estadísticas, de que un centro de diseño multidisciplinario y con un profundo dominio en los sistemas productivos es capaz de generar saltos más grandes en el campo de la innovación que aquel centro de diseño que conglomera disciplinas alineadas en un mismo campo del conocimiento. Esta idea por sí sola ya nos deja mal parados a los diseñadores mexicanos si nuestra formación no estuvo complementada por un diseño concurrente o por proyectos reales en los que tuvieran participación e ingerencia distintas disciplinas y puntos de vista.

Hablar de diseño mexicano implica, más que una estructura o sistema de producción común, la identificación simbólica (significativa) de un espacio territorial (algo relativamente imposible debido a la obvia división en tres de nuestro país: el norte, el centro y el sur; cada uno con situaciones económicas, sociales y políticas distintas, y cada uno con un sistema de enseñanza y práctica del diseño no colegiado ni homologado, mucho menos pensar que el énfasis del proceso de diseño sea igual en todas las zonas) y cultural (desde Samuel Ramos hasta Octavio Paz nos ha quedado claro que el mexicano es un individuo multicultural, marcado por la conquista y sin un carácter o personalidad predominante que lo unifique espacio-temporalmente; los estudios sobre las mentalidades de las culturas hablan de un claro avance en la ciencia y en la cultura –por lo tanto en el nivel de vida- cuando las clases sociales se identifican o preocupan entre sí, casos ejemplares son: Finlandia, Suecia y Alemania. México presenta un escenario opuesto al de esos países avanzados).

TRES OBSERVACIONES SOBRE LA PERTINENCIA / DOS

by Andrés Jáquez

TRES OBSERVACIONES SOBRE LA PERTINENCIA
DE UN COLECTIVO DE DISEÑO EN MÉXICO

por Andrés Jáquez

DOS/
dos

















Se ha debatido mucho sobre las teorías que proponen acercar al diseño a un ejercicio práctico tanto en el centro como en la periferia, se ha discutido sobre cómo enriquecer el proceso de diseño a través de la homologación de discursos y métodos, se han intentado construir espacios de diálogo en los que se persigue el consenso y la unidad de la comunidad de diseñadores. Todo indica que el diseño, el de alto y bajo impacto, solo se descubre asistiendo a congresos y foros. Pareciera ser que la única manera en que un estudiante o profesionista presencie un fenómeno (objeto o sistema) que fusione al método proyectual con la realidad profesional es vivir una experiencia de estilo místico (que implique un viaje a otra zona, conocer otros diseñadores, provocar reuniones y diálogos) ya que es casi utópico que en su localidad se esté gestando un proyecto especializado que involucre al sector social, privado y gubernamental. Son 50 años en los que ningún sistema educativo está realmente vinculado como centro de diseño a los tres sectores mencionados y que produzca continuamente trabajos de investigación y desarrollo que culminen en la publicación científica o en el registro intelectual o de patente.


Por lo tanto es fundamental educar sobre la importancia de la sistematización del proceso de creación y fabricación, esto implica encaminar la proyección de modelos hacia áreas cercanas a la ciencia, al método científico, al lado duro de la realidad objetual. En Europa se ha determinado que un diseñador debe dominar los modelos paramétricos y las maquetas digitales de precisión si quiere obtener su certificación y laborar en la Comunidad Económica Europea. Esto ha provocado un replanteamiento de la profesión y sus competencias y ha confirmado de manera rotunda que la era postindustrial no significa categóricamente una decadencia del ejercicio creativo sino todo lo contrario; probablemente esté construyendo los puentes simbólicos hacia una evolución profunda y radical sobre lo que significa diseñar, concebir, producir, arrojar objetos al fenómeno que percibimos como realidad.

Probablemente la ‘tercera vía’ del diseño de la que tanto ha hablado Julier nunca haya sido más factible que como en el futuro que se nos avecina. Para que esa alternativa suceda, en la que el diseñador es considerado un pensador de las interacciones de índole objeto-sujeto, sujeto-objeto-sujeto y sujeto-sujeto, debe prepararse un escenario en el que el diseño esté construido desde sus raíces históricas, locales y naturales, hasta la idea global, sin fronteras y artificiales, siempre teniendo en mente que la mayoría de las acciones que actualmente ejecuta un ser humano son antinaturales (Flusser incluye el proceso de comunicación como un ejercicio puramente artificial, algo que no nos ha sido dado sino que hemos inventado, al que hemos sobrevaluado injustificadamente), ejemplos claros son las estaciones de trabajo de las maquiladoras, oficinas, utilización de electrodomésticos, etcétera. Ese escenario debe provocar una ruta lógica de implementación, una reflexión sobre la realidad sin velos o enceguecida por prejuicios. Algunos teóricos mencionan el hecho imprescindible de vivir experiencias de diseño tribales, en las que la generación de signos y símbolos es aún transparente, ligada a la naturaleza propia de los fenómenos y las necesidades de supervivencia. Esto ya lo expuso clara y enfáticamente William Gordon, en su artículo para la revista electrónica CORE77*, con su experiencia de diseño en Manila, en la que se puso como meta (bajo el apoyo y supervisión del CITEM –Center for Industries and Trade Exports and Missions-) volcar la artesanía de la región a un sistema productivo que permitiera la certificación y exportación de los productos, con una curva de innovación lo suficientemente elevada para que se considerara el proceso de diseño llevado a cabo como un modelo a seguir para futuros diseñadores y proyectistas, al mundo entero.






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*16 Manufacturers, 175 Products, 7 Weeks: Reflections on a misión to Manila By William Gordon. Artículo publicado en Enero de 2006 en CORE77. www.core77.com.

TRES OBSERVACIONES SOBRE LA PERTINENCIA / TRES

by Andrés Jáquez

TRES OBSERVACIONES SOBRE LA PERTINENCIA
DE UN COLECTIVO DE DISEÑO EN MÉXICO

por Andrés Jáquez


TRES/tres

















Los dos puntos anteriores presentan el contexto y la dinámica que se mantiene activa en nuestro país respecto al ejercicio profesional del diseño. Era importante señalar ambas para detectar cuáles serían las preguntas por formular con la intención de esclarecer el panorama y sistema de nuestra agrupación, la cual nos ha exigido reflexionar, en un primer momento, sobre el objetivo de la misma. No todo está perdido pero he obviado las batallas ganadas para ejercer un criticismo tajante y que no permita concesiones ni mucho menos esperanzas fantasmagóricas. He concluido a lo largo de estas semanas que la pregunta radical es: ¿cómo actuaremos? Se me ocurre que para responder es necesario un modo de ser, así que me he permitido poner como prioritario el análisis sobre lo que seremos antes de cómo actuaremos. Para eso planteo algunas ideas y posturas a tomar, partiendo de la consigna de lograr definir qué espero de un esfuerzo conjunto de individuos para incidir en la realidad desde un proyecto de diseño.

Históricamente la evolución en el diseño de una zona se ha dado de la siguientes maneras:

a) Por la necesidad imperativa de consolidar un proceso de manufactura aprovechando los recursos existentes.

b) Por los centros de diseño especializados que desarrollan productos o modelos para un sector determinado de acuerdo a su visión de la realidad

c) Por diseñadores independientes que utilizan el diseño como una forma de expresión.


d) Por las academias de diseño que establecen una relación estrecha y crítica con la realidad.


e) Por los grupos colegiados y colectivos que ponen en práctica ideas comunes que impacten significativamente sobre la realidad.



En estos incisos se encuentra la construcción teórica y práctica del diseño, así como la intervención de los diversos sectores de la sociedad, en mayor o menor grado. No es intención de este texto desglosar cada uno sino poner claro el horizonte de lo que se propone con el esfuerzo común del grupo que ahora se ha establecido.

Todos esos incisos conforman, para el ojo agudo, un movimiento, un cuerpo que existe y respira, una sumatoria de partes que provoca el traslado del punto A al punto B. Desde mi perspectiva yo veo el inicio del posible movimiento mexicano de diseño por la acertada y pertinente agrupación de todas las partes en un solo cuerpo. ¿A quién corresponde dar vida al que ha de moverse? Eso es algo que responde a una urgencia social, económica y política. Lo que han demostrado escenarios como Chicago, Barcelona, Holanda y Dubai es que el colectivo propicia una estructura ideal para dialogar con los tres sectores importantes. Una estructura que no está atada a la impavidez académica y la burocracia colegiada. El colectivo implica identidad, juego y acrobacia. Desde Black Market pasando por Nortec las evidencias son demasiadas, lo que un colectivo logra permite saltarse etapas que de manera individual o altamente especializada quizás tomaría más tiempo y esfuerzo. Me refiero principalmente a lograr colindar distintas visiones, historias y anhelos –algo que escasea en nuestro país-. El colectivo debe fomentar y aprovechar la participación del sur, del centro y del norte en la redefinición de diseño, nuestra manera de hacer diseño.

Por lo tanto, al haber reflexionado sobre nuestra necesidad de diálogo, el colectivo precisa de manera apremiante realizar un proyecto que promueva la discusión y argumentación de todas las partes sobre lo que somos, lo que hacemos y lo que deseamos los mexicanos. Construir un diseño que evalúe y ponga en marcha la democracia y tome una postura política –aunque por sí solo el diseñar es hacer política-, es por naturaleza propia de los colectivos una sustancia necesaria en el amasado multidisciplinario de las partes.

Utilizando esos ejes –identidad y diálogo- como pretexto para evaluar y determinar los adecuados, convenientes, procesos de producción que se deben proteger o activar en México, el colectivo actuará un gran papel en la mejoría de los mecanismos sociales. Y de esta forma solucionaremos ya gran parte de la historia que pretendemos narrar en el futuro del diseño mexicano. El para qué de un colectivo es algo que espero haber explicado con estas líneas, el cómo será parte del proceso del grupo, de la respiración y movimiento de las partes en los ejercicios reflexivos a que sean sometidas.

*
Junio de 2006. Torreón, Coahuila.

Ideas para exposición de diseño

3.6.06 by Andrés Jáquez

Faxiao Exhibition - CUTE Interior Design
¿MUESTRA IDEA 2007? La disposición es original, práctica y fluida. Implica mucha planeación pero me parece que deberíamos plantearnos algo semejante para el próximo mayo 2007, yo pido refugio para este diciembre -un ganado descanso no vendría mal-.