Con la consigna de "pedir prestados" elementos, signos inconfundibles, de la nueva línea de autos de la compañía se pretendía crear modelos que capturaran el espíritu de Volvo, el mismo aliento, frío, de un pensamiento constructivista.
Nada complicado, de entrada, debido a que las soluciones de diseño de Volvo son siempre transparentes y suelen comunicar bien el mensaje de comfort, elitismo y conservadurismo (algunos le llaman tradición, un mal entendido común) a sus usuarios.
Desde mi punto de vista lo más interesante fue observar cómo los diseñadores de tradiciones "calientes" del diseño lograron proyectar ideas "frías" que hablaran el mismo lenguaje de VOLVO.
El resultado: una nueva generación de diseñadores mexicanos ha nacido, una que es capaz de pensar globalmente, sin fronteras y que, sintomáticamente, logra confundirse con el entorno al que pretende ingresar, así sea este uno tan sólido y amurallado como el escandinavo.
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