"La vida es un cúmulo de malos entendidos". No solo es una de mis mejores frases, dicha públicamente por primera vez en una clase de semiótica hace ya tres años, sino la teoría que más fácil puedo demostrar, principalmente porque siempre hay ejemplos a diestra y siniestra, debido a que mis explicaciones siempre circulan y sobrevuelan los complicados vericuetos de las relaciones personales. Y créanme: para mantener activa, mentalmente, a una audiencia de jóvenes universitarios, que oscila entre los 17-20 años, el amor y el sexo son los mejores instrumentos para guiarlos hacia reflexiones más profundas sobre la realidad.
Y precisamente en mi última clase de semiótica intentaba exponer por qué 9 de cada 10 intentos de comunicación honesta y genuina entre hombres y mujeres suelen terminar en verdaderos desastres. Una de las explicaciones científicas, sino es que la primera, es tan obvia que normalmente la pasamos de largo: los hombres y las mujeres somos distintos. Punto final. Son dos realidades, visiones, experiencias distintas: la de los hombres es una y la de las mujeres es otra. Otro punto final. No soy machista ni chovinista, solo digo las cosas como son.
Total que discutiendo, argumentando, dialogando llegamos todos al tema de qué rayos esperan una mujer y un hombre de una relación. Digg me evitó muchas palabras con este link.
Kilo y Mika. Nuestros dos beagles acumulando malos entendidos. (Sic).
Semas 01
28.2.08 by Andrés Jáquez
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